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El Álamo y Los Cerezos s/n., Calle El Álamo, M5561 Tupungato, Valle de Uco, Mendoza

«Maula» es una palabra del lunfardo porteño que describe esa actitud tan particular del gato que no mata al ratón, no lo come, pero tampoco lo libera, lo tiene ahí, a disposición. Parece por momentos que se ha olvidado de él, pero no, apenas intenta escapar el ratón se descubre inmediatamente capturado por la agilidad del zarpazo.

Maula es aquel que disfruta de su ventaja, de su posición de poder. Y el poeta Celedonio Flores se refiere con esta palabra a su amada perdida, Margarita, que lo ha dejado para relacionarse con la alta sociedad recién desembarcada de Europa en el puerto de Buenos Aires.

Estos inmigrantes ricos y sin prosapia verificable que llenaban las mesas de los clubes nocturnos de la época eran el escenario perfecto para los deseos de buena vida de la bella Margarita.

Según Celedonio, Margot pudo capturar la atención del caballero que la corteja – el otario- y se divierte con él mostrando superioridad emocional en la relación. «Como juega el gato maula al mísero ratón», dice Celedonio refiriendo que, ante los encantos de Margot, todos se vuelven vulnerables ratoncillos.

Maula, el gato maula, es la figura retórica que utiliza Celedonio Flores en el tango «Mano a Mano» para señalar a Margot. Maula y Margot hacen referencia a la misma mujer, la amada inmortal de Celedonio Flores que, al despreciarlo, lo hiere tan profundamente que él le escribe dos de los tangos más famosos de la historia para acusarla, desenmascararla ante toda la sociedad, exponerla como una villana (y sólo por haberlo dejado :P ). «Desde lejos se te manya pelandruna abacanada, que naciste en la miseria de un cuartucho de arrabal. Porque hay algo que te vende, yo no sé si es la mirada, la manera de sentarte, de mirar, de estar parada, o es el cuerpo acostumbrado a la pilcha de percal». 

Ya en su segunda composición, el tango «Mano a Mano», Celedonio revierte sus insultos iniciales y escribe: «Rechiflao en mi tristeza hoy te evoco y veo que has sido, en mi pobre vida paria, solo una buena mujer. Tu presencia de bacana, puso calor en mi nido. Fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido, como no quisiste a nadie, como no podrás querer».

«Margot» y «Mano a Mano», inmortalizados en la voz  de Carlos Gardel, hablan de amor, despecho y redención; retratan la pasión desbordada de los años dorados del tango argentino.

Una etiqueta con historia

El gato Maula posa altivo. Rodeado de arabescos y hojas de acanto, aparece flanqueado por dos farolitos porteños y en la cumbre un marco que nos revela la historia del terroir, la historia de los viñedos implantados a los pies del volcán Tupungato en el prestigioso Valle de Uco; y de la pequeña bodega artesanal donde se elaboran cuidadosamente esas uvas para obtener un vino único: Maula Cru Malbec.

Detrás de Maula, los Andes vigilan. Un telón de fondo que recuerda que este Malbec tiene un alma inmigrante que echó profundas raíces en el suelo mendocino. Dibujado con maestría en estilo fileteado porteño, ese arte popular que adornó carros, colectivos, almacenes, y que es testimonio visual del espíritu criollo declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

En esta etiqueta, la técnica porteña se funde con el terroir cuyano para narrar una historia que trasciende la botella. Cada trazo remite a los viejos cafés de Buenos Aires, a los duelos de palabras entre «los de Florida» y «los de Boedo», a la permanente tensión social y los arrabales que vieron nacer el tango.

El Grupo de Florida y el Grupo de Boedo fueron dos corrientes literarias y artísticas argentinas de la década de 1920, que se diferenciaban por sus enfoques y contextos sociales. El Grupo de Florida, ubicado en la calle Florida, se centraba en la renovación formal y estética, con una visión más cosmopolita y vinculada a la clase media alta. El Grupo de Boedo, en cambio, se originó en la calle Boedo y se enfocó en la temática social y la realidad de los sectores populares, con una visión más comprometida con la izquierda, el proletariado.

La etiqueta de Maula Cru Malbec es un homenaje a los ilustradores argentinos que llevaron su talento por el mundo alumbrando grandes artistas: Oesterheld, Quino, Breccia, Carlos Nine, Lino Palacios, sólo por nombrar algunos. Un homenaje al lunfardo que inventó palabras como quien escribe poesía, para facilitar la asimilación cultural inmigratoria. Un homenaje al tango que transformó la herida incurable de la nostalgia en una expresión artística que trascendió todas las fronteras. Y sí, también es un homenaje a los míticos gatos negros que acumulan misterios esotéricos y leyendas de tiempos inmemoriales.

El vino como testigo cultural de la Argentina

Beber Maula es escuchar un tango de antaño en vinilo. Cada sorbo despierta los sentidos como una estrofa bien escrita: con cuerpo, con alma y con irremediable nostalgia.

La cosecha 2022 fue un año de contrastes, de cielos intensos, diáfanos y amenazantes. Un año de vendimia alegre y cuidada. El Malbec resultante es sedoso como el pelaje del gato y tan complejo como su mirada. Un Malbec Reserva que es fiel expresión del viñedo que le da vida, identidad de la tierra de origen cuyos trazos se vuelven protagonistas en sus notas aromáticas frutales y complejas.

Maula Cru representa el orgullo de pertenecer a esta exclusiva zona de producción mundial de vinos exquisitos, como lo es Cordón del Plata (Tupungato, Valle de Uco, Mendoza). Es un testimonio de lo que somos: mezcla de arrabal y montaña, de pasión y paciencia, de historia y olvido. En cada copa suenan acordes lejanos de bandoneón, en su etiqueta perdura la historia que de todo lo que supimos ser, y la milagrosa esperanza de volver, siempre volver.

Post Author: Giovanna Carparelli

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